Casa mandada construir por D. Ángel Fernández, natural de Santa Marina y emigrante en Cuba donde se dedicó a la hostelería. Se levantó en 1.920 con la idea de que sirviera de vivienda para D. Ángel y la que sería su esposa Ángela, sobrina suya mucho más joven con la que tenía intención de tener muchos hijos, sin embargo no llegaron a ser padres, y por ello la casa contaba con cinco habitaciones en la primera planta y otras tantas en la planta superior. En Santa Marina tuvieron una pequeña explotación ganadera con gallinas y vacas. Tras su muerte la heredaron sus sobrinos que la vendieron a los actuales propietarios que la transformaron en la hoy Pensión Prada.
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